La Marsellesa


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La escultura de La Marsellesa

Obra del romanticismo hecha por Françios Rude en el siglo XIX. Contextualización histórica: nos encontramos en Francia, donde gobernaba Napoleón, quien mandó a hacer una gran cantidad de obras escultóricas como decoración. Una de ellas es la Marsellesa, hecha en el arco de triunfo en la plaza de l’Étoile en París. La obra representa La partida de los voluntarios, es decir, se basa en la lucha del pueblo para la libertad de la nación. Por lo tanto es una obra política y propagandística.


Análisis de la obra


En esta obra podemos ver representada una escena que recuerda a la libertad guiando al pueblo. Tiene un esquema compositivo triangular y se puede dividir en dos partes. La parte inferior representa al pueblo que acude a la llamada y se distribuye de manera que los planos se superponen, haciendo que el central esté más lejos de la pared que los demás. Y el plano superior es donde el personaje principal se sitúa, representa al Genio de la Patria, el cual grita para llamar al pueblo, también se puede interpretar que está cantando el himno de la Marsellesa. Se dice que François Rude se inspiró en su mujer para representar al Genio de la Patria y que abriese muy grande la boca para exagerar el rostro. La escultura está hecha en piedra caliza, es alto relieve “extremo” y se piensa que representa La marcha de los voluntarios de 1792. Esta escultura recuerda a muchas técnicas del periodo clásico como la exageración de los músculos tomando como referente el Laocoonte, la mirada de los personajes que recuerda a la Terribilitá de Michelangelo o el atuendo que llevan. No obstante sigue siendo una escultura romántica ya que hay un claroscuro que nos da un contraste muy notorio y refuerza las siguientes intenciones. También hay mucho movimiento, obra muy dinámica y es adornado con muchas armas que transmiten un significado épico y potencia la actitud de los personajes. La escultura canaliza un sentimiento nacionalista y el autor expresa su libertad personal de recrear su punto de vista único.

Iconografía: el autor recurre a lo clásico, armaduras y desnudos, pero representa varias generaciones. También evita hacer una descripción de la escena haciéndola intemporal, no se puede poner que representa una fecha en concreto.